Monday, February 16, 2015

«No llores porque haya muerto, sonríe porque viví», le dejó escrito en una nota tras 60 años juntos



Jimmy y Billie Breland celebraron el Día de Acción de Gracias con sus hijos y nietos en Birmingham (Alabama) y luego regresaron a su hogar en Cleveland (Mississippi). Pero nada más volver, ella se cayó y se rompió la cadera. La operación quirúrgica resultó bien, pero a raíz del incidente los problemas de pérdida de memoria que aquejaban a la anciana desde hacía años se agravaron. Tuvo algunos síncopes, y a mediados de enero falleció a los 83 años de edad.

"Mi abuelo la cuidó todos los días que pasó en el hospital, como había hecho cada día de los sesenta años que estuvieron casados, hasta la noche en la que se fue", recuerda uno de sus nietos, Cliff Simms, quien ha dado universalidad a esta corriente historia familiar al dar a conocer un bonito detalle que sucedió después.

A la exequias acudieron cientos de personas, pues eran un matrimonio muy conocido y querido. Ella fue profesora en la escuela pública local, y él llevó a cabo durante cuatro décadas un ministerio baptista en la universidad local: "Predicó en prácticamente todas las iglesias del delta del Mississippi", dice Cliff.

¿Cómo vivir tras quedarse solo?

"A lo largo de los años escuché muchas historias sobre el impacto que mi abuela dejó a lo largo de los años en la vida de otras personas, desde estudiantes a quienes dio clase a amigos de todo tipo que hizo. No hay nada como celebrar una vida bien vivida y cuyo legado durará generaciones", explica Simms. Por eso estaba muy preocupado pensando cómo sobrellevaría su abuelo ("la personas más amable y generosa que he conocido nunca") la pérdida "de todo su mundo", su compañera durante sesenta años.

Y entonces descubrieron que quien había pensado ya en ello era... ¡la misma Billie!

Ella solía hacer anotaciones, con excelente letra de profesora, en fotos y documentos, desde comentarios ingeniosos a cosas que quería recordar.

Así que cuando el abuelo Jimmy empezó a revisar sus cosas, no tardó en encontrar uno de esos escritos. Lo halló en una chequera, e iba dirigido precisamente a él: "No sabemos cuándo lo dejó allí, pero resume la esperanza y la tranquilidad de espíritu de quienes saben que han de reencontrarse para toda la eternidad".

La nota decía: "¡Por favor, no llores porque haya muerto! ¡Sonríe porque viví! Sabes que estoy en un lugar feliz. Sabes que volveremos a vernos. ¡Allí te espero!".

Cliff contó al Huffington Post que cuando el abuelo Jim les enseñó la nota a todos, hubo lágrimas, pero también muchas sonrisas: "El escrito nos recuerda que el amor lo vence todo, incluso la muerte. Para él fue la paz de saber que se reunirá con ella por toda la eternidad".


Fuente: religionenlibertad.com

Friday, February 6, 2015

Nuevo cantoral de exequias de Juan Jáuregui


Interesante trabajo musical el que nos presenta Juan Jáuregui, como complemento al libro "En las manos de Dios", material para la celebración de exequias. Un conjunto de 45 cantos, para renovar y refrescar la celebración de las exequias.

Estamos ante una de las celebraciones más entrañables de la comunidad cristiana, las exequias. Y es interesante mejorar la calidad de estas celebraciones desde los cantos. De ahí esta propuesta de cantoral. Un cantoral en el que se han recopilado 45 cantos, unos ya clásicos en todo el territorio nacional y junto a ellos, la incorporación de un notable conjunto de cantos nuevos.

El cantoral está divido en seis partes. Cuatro son las fundamentales:

- Cantos de entrada
- Salmos
- Cantos de comunión
- Y cantos para el rito de despedida.

Empiezo por la constatación de lo complicado que es hacer cantar a los fieles en una celebración de exequias. Sobre todo cuando vienen personas no asiduas a la celebración y por tanto no familiarizadas con un repertorio mínimo de cantos. Este repertorio es en muchos sitios escaso.

Por ello es deseable un enriquecimiento musical en muchas comunidades. Y un criterio que debe prevalecer es que los cantos tengan inspiración evangélica. Nosotros hemos heredado cantos que ponían el énfasis en el miedo, lo dramático, el carácter de castigo por el pecado, llegando a acentos tétricos y lúgubres, con cantos como "Dies irae,dies illa", o "libera me dómine", "tremens factus sum ego"...

La muerte es seria, sí, y dolorosa, pero la visión cristiana ha de ser esperanzada. Por eso en los cantos hay que saber presentar la vida como realidad última. Lo último no es la muerte, sino la vida.

Es buena aquella especie de letanía:

. Al final del camino, no está el camino, sino la meta
. Al final de la escalada, no está la escalada, sino la cumbre.
. Al final de la noche, no está la noche, sino la aurora.
. Al final de la Cuaresma, no está la Cuaresma, sino la Pascua.
. Al final de la muerte, no está la muerte, sino la vida.

El futuro del hombre es Dios, y Dios es vida. En esta dirección han de ir los cantos.

En el momento de la muerte, tenemos delante, no una puerta cerrada, sino una puerta abierta. No sabemos cómo es lo que nos espera. Pero como cristianos, aunque estemos en algunos casos muy marcados por el dolor, o por los interrogantes, creemos firmemente que nos espera la vida.

A un Obispo canadiense (W. Candler) le preguntaron, en sus últimos días, si tenía miedo a atravesar el río de la muerte. Contestó que no, porque es el mismo dueño el de esta orilla y el de la otra, Dios, y no tenía por qué temerle.

En el canto de los salmos, un capítulo importante de este cantoral, es en el que hay que dar una primacía a la esperanza y la confianza en Dios. Este es un campo ideal para que el repertorio crezca y sea cada vez más digno y asequible.

En la celebración de exequias hay dos momentos particularmente interesantes: la entrada y el último adiós, a esos dos capítulos dedica este cantoral un amplio elenco de cantos

- En el canto de entrada expresando la acogida al difunto, en su última visita a la Iglesia, con cantos como: "Acógele, Señor", "Os llevaré conmigo" o "Yo confío en Ti, Señor".

- En los cantos de comunión, se subraya la conexión entre la eucaristía y la vida eterna, con los cantos "Pan de vida" y "Dice el Señor"...

- El canto de despedida: este es el capítulo más amplio del cantoral.

Es el último adiós al difunto. Se trata de unir a la aproximación teológica, pascual, el sentimiento de afecto de la familia y la comunidad cristiana para con el difunto. Y aquí hay una abundancia de cantos, con la incorporación de algunos nuevos: "Nuestra vida y resurrección", "Adiós hermano"...

Al ser esta celebración un momento privilegiado, donde las personas se encuentran bien dispuestas, hay que aprovechar para ejercer un influjo evangelizador desde los cantos de la celebración.

Los compositores hemos hecho una buena tarea en la ampliación de cantos para la celebración de exequias. Los encargados del canto en las distintas parroquias han de hacer también un esfuerzo para que ese trabajo llegue a la comunidad que celebra.

Y entre unos y otros hemos de seguir en la tarea de llenar de esperanza pascual un momento tan doloroso como es la despedida de un familiar o de un amigo.

Fuente: religiondigital.com